La Broma de los Dioses

Al principio de los tiempos, los dioses trabajaban a destajo creando el universo. Un lugar armónico con su pizquita de caos para que todo siguiera girando. Un grupo de dioses especialmente laboriosos se entretuvieron con los detalles de un planeta. Con mucha paciencia elaboraron la tierra, sus componentes y relieve. Cubrieron casi toda su superficie con agua y en un arranque de inspiración crearon la vida. El resultado fue una obra guapa que te cagas, con sus alteraciones climáticas y sus especies evolucionando. Cuando creyeron que todo estaba listo y que funcionaba por sí mismo se regocijaron y llamaron a los demás dioses para enseñarles su trabajo. Todos se maravillaron. Se dedicaron a observar y probar todas las maravillas contenidas en ese pequeño rincón del universo.

Fue una fiesta inocente hasta que se encontraron con el fenómeno de la fermentación.  En breve la borrachera fue generalizada. El primero que sintió la resaca lanzó un meteorito para cubrir la atmósfera de polvo porque le molestaba la luz. Como efecto secundario se cargó a un montón de seres vivos. En medio del embotamiento mental y el cachondeo, quisieron arreglarlo y comenzaron a crear otros seres. Así surgió el ornitorrinco pero también el homo sapiens. 

El ser humano era muy gracioso. Las divinidades se desternillaban viendo las caras que ponía mientras se preguntaba cuál era el sentido de la vida. Para continuar con la broma le dieron libre albedrío y luego le metieron en la cabeza la idea del destino manifiesto. De tanto en tanto se comunicaban con un grupo de gente y les convencían de que eran el pueblo elegido, superiores al resto y poseedores de la verdad absoluta. Estos grupos se creían con el derecho y el deber de ser los tutores del resto de los seres humanos. Si alguien discrepaba estaba equivocado y si alguien se oponía debía morir.

A día de hoy el número de “elegidos”, tanto grupos como individuos, es ridículamente alto… y algunos ya se han dado cuenta del chiste. Pero no lo revelan al resto de la humanidad sino que prefieren compartir la broma con las deidades y animarnos al resto a lanzarnos en cruzadas por cualquier idea abstracta. Nos matamos por Dios, por la civilización, por la democracia, por el deporte, por un palmo más de tierra o incluso por la paz. Nos matamos por la paz y sólo por eso ya somos la especie más estúpida conocida.

Y como se yo todo eso… Pues porque dios me ha hablado y me ha dicho que soy el elegido y que debo guiar a los infelices ciudadanos a la verdad a través de la escritura. Y mi destino es ser encumbrado por encima de mis semejantes, dominarlos y prepararlos para el advenimiento del Imperio Intergaláctico Blatodeo. Estad atentos porque pronto tendréis que elegir. El que no se someta a mí morirá, porque la muerte es el destino de todos.

El Ciudadano Feliz

Mar negro nuestro

¿Negro? Negro el panorama actual, vivimos de migajas para evitar la deslocalización de las empresas y la seguridad social es cada día menos segura pero tenemos móviles e internet.

Negra la historia, pervertida, edulcorada y nacionalizada. La verdad amordazada por la tradición, el maniqueísmo y el electoralismo. Pero se ha construido una memoria colectiva con un efecto sedante muy positivo para el statu quo.

Negro el futuro. La tercera guerra mundial ya ha empezado pero nosotros estamos bien aún ya que no ha traspasado nuestras fronteras y todo hace suponer que podremos ver la siguiente temporada de Juego de Tronos… aunque eso de Ucrania… ¿dónde queda? Me suena a “blanco” ¿no?

Hasta el Mar Mediterráneo se ha vuelto negro. Antes era rojo, por la sangre vertida para que el dinero fluyera hacia el imperio de turno. Luego lo tiñeron de azul para hacerlo atractivo para el turismo. Ahora es negro. No lo digo por el color de los cadáveres que se acumulan en sus aguas, sino porque esos asesinatos por omisión reflejan en el Mare Nostrum el color de nuestra alma. Y es que el negro es en realidad la ausencia de color y nuestra conciencia ciudadana ha creado una pantalla negra emocional entre occidente y el resto del mundo. Esa pantalla está bien escondida pero el otro día pude percibir claramente su reflejo sobre el agua.

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Estaba yo viendo un mal llamado informativo (uno de tantos) en el que, por sensibilidad, no se emitieron las imágenes del asesinato de un “blanco” a manos de un fanático religioso. Yo lo agradecí, porque ni quería ni necesitaba verlo. Pero tampoco necesitaba ver los cadáveres flotando de una docena de “negros” naufragados que sí emitieron a continuación. Ahí no fueron tan escrupulosos. No digo que no haya que concienciar a la sociedad pero esas imágenes, sin el correspondiente análisis del problema, se quedan en morbo. No hay excusas, hay un doble rasero, las muertes de los negros no valen lo mismo que las de los blancos. No hace falta tratarlas con tanto respeto ni tener en cuenta los sentimientos de familiares y amigos. No tenemos por qué preocuparnos de esas muertes, sólo comentar con asombro la forma en que arriesga su vida esa gente… hasta que empiecen los deportes y podamos ocupar nuestra mente en otra cosa.

… ¿y el Mar? Teñido de negro. Pero si no te fijas mucho casi ni se nota.

El «yo salvaje»

En esta ocasión el tema que tratamos es una de mis palabras favoritas. Es una palabra muy frecuente y por ello su significado es más difícil de contaminar. Se le han querido dar connotaciones negativas, como cuando se aplica como adjetivo a intolerantes violentos o se une a la palabra “capitalismo”, pero tiene algo puro, esencial, que nos atrae. Palabras como “anarquía” o “caos” dan miedo, implican ir a contracorriente y sin futuros garantizados, tendemos a huir de ellas. Pero lo salvaje lo llevamos dentro todos, latente.

No podemos negar nuestro yo más primario, es como un lobo que nos acompaña toda nuestra vida. Podemos intentar huir de él pero siempre estará acechándonos. O podemos acercarnos poco a poco, ganarnos su confianza y convertirlo en un amigo, aunque nunca estará realmente domesticado. Cuando conectas con tu “yo salvaje” el mundo se simplifica. El dinero pierde todo su poder. Lo único que importa es lo que eres. ¿Y tú quién te crees que eres? Un animal, un ser. Soy un grupo de células que luchan por sobrevivir y reproducirse. Cuando acepto que no soy nada, se esfuman todos mis problemas.

Desgraciadamente estamos obligados a ser alguien o a fingir que lo somos, a volver a la mentira, a volver a Matrix para alimentar a la máquina. Es cierto que existe una alternativa: convertirse en un marginado, convivir con tus instintos, someterse solo a las leyes naturales y olvidarse de la justicia artificial que otros hombres, iguales a ti, han creado. Pero vivimos en democracia, esas leyes artificiales las hemos acordado entre todos. Podríamos entrar a discutir lo que significa acordar y democracia pero voy a elegir el camino corto. Yo no he decidido nada. Soy un hombre tan dueño de mí mismo como aquellos que redactaron la constitución y como aquellos que la cambian cuando les viene bien. Sus leyes tienen tanta fuerza como sus cañones y sus medios de información pero legitimidad… sobre mí, ninguna. Ética, y pasión son las únicas leyes dignas de ser seguidas. La pasión nos viene de serie. ¿Y la ética? ¡Ya me la cocino yo en mi casa, gracias!

Quien tiene esta convicción se queda fuera de la sociedad. Es el marginado, el animal, el salvaje… Enfrente están los civilizados, disfrazados de ciudadanos felices, señalándole. Llamadle salvaje, y se sentirá honrado, pero no llaméis igual a vuestras guerras ni a vuestro sistema económico. Eso es estupidez o majadería.

EL SECRETO DE LA VIDA

Todos queremos ser felices.

La esperanza de llegar a serlo impide que nos suicidemos y lo hace con más eficiencia que el instinto de supervivencia. A pesar de ello, nadie sabe exactamente qué es la felicidad, ni cómo conseguirla.

Antes todo era más fácil. Gracias a Platón y a un señor que llamaban “el piedra”(1), sabíamos que la dicha nos aguardaba tras la muerte. Al mundo se venía a sufrir. Eso daba mucha tranquilidad y permitía tolerar la vida bajo la “protección paternal”(2) de señores feudales. Pero, a algunos, la espera se les hacía larga y poco a poco hemos pasado al extremo contrario. Para los desarrollados occidentales la felicidad siempre parece estar a la vuelta de la esquina. Para alcanzarla sólo hace falta trabajar un poco más para terminar de pagar la hipoteca o comprar el artículo de ostentación correspondiente a mi status social.

Sí, todo el mundo sabe que: “El dinero no da la felicidad… pero ayuda a encontrarla”. Yo creo que el dinero ayuda a embarcarse en una búsqueda de la complacencia, con las modas como brújula y la capacidad adquisitiva como fuerza motriz. Es un viaje frustrante que nos hace desear aquello que no tenemos todavía, con breves escalas de regodeo y sin culminación posible.

Si lo que buscamos es la felicidad, no debemos confundirla con un estado de euforia permanente, ni con la ausencia de obligaciones, ni con la paz eterna, ni con lo que escriba en un modesto fanzine un enfermo mental. Todos nos sentimos tentados a seguir aparentes atajos y recetas de sabios aunque la capacidad de ser feliz está en cada uno de nosotros y poco o nada tiene que ver con factores externos…

Así que hacedme caso y pasaros por el forro lo que os digo que yo me voy a ver si me ha tocado la lotería. Como me gustaría estar forrado y mandaros a todos a tomar por *******

(1) Es el portero del Club Edén. 

(2) Nótese el sarcasmo.(3)

(3) Sí, os explico un sarcasmo entrecomillado. Esa es la opinión que tengo de vosotros.

El ciudadano feliz

Ecologismo Feliz

El plástico, ¡ajhh! Que rechazo causa sólo escuchar la palabra. Ese material tan reacio a biodegradarse. Tan barato que cualquiera puede tenerlo pero tan contaminante que nadie sabe que hacer con él. Te lo encuentras tirado en cualquier lado y en los últimos años ha cogido la costumbre de acumularse en grandes manchas en el Océano. ¿Cómo es posible con el empeño que ponemos en acumularlo en países vertedero del Tercer Mundo?. Además, es un derivado del petróleo, esa materia prima que nos está robando el oxigeno y recalienta el planeta. ¡Maldito plástico, como te odio!

Aunque si lo pienso detenidamente me doy cuenta de que forma parte de nuestra vida. Vivimos rodeados de objetos de plástico (o que contienen piezas de este material) sin los que nuestra vida sería mucho más complicada y cara. ¿Cómo sustituiríamos a los “tapers”? … y ¿cuánto costaría un ordenador sin piezas de plástico? Más que un Mac, seguro. Y lo mismo podría aplicarse a coches y electrodomésticos. ¿Cómo revestiríamos un cable? Aunque actualmente hay mucha gente a la que le vendría mejor que los cables vinieran desnudos de fábrica, para poder llevarlos a la chatarrería directamente.

Puede que no sea un material tan maligno, puede que sea un material sin capacidad de raciocinio. Quizá la responsabilidad de todo lo que se ha hecho de plástico, del uso que se ha dado a esas manufacturas y de como se han desechado sea… nuestra. O sea que somos nosotros quienes estamos destruyendo nuestro planeta. (Si, todo esto forma parte de la conspiración blatoidea, pero ya hablé de ello en Strangis #02 Involución. Así que vamos a centrarnos). Afortunadamente los poderes públicos y privados ya han pensado como… ¿solucionar el problema? No, han pensado como calmar nuestras conciencias y lo han llamado: “¡Reciclaje!”.

Inspirados por este moderno concepto, la ciudadanía provee gratuitamente de materias primas a la industria. La industria produce nuevos objetos con una parte significativa de nuestros desechos (en realidad son una pequeña parte de la basura total si incluimos los desechos industriales) y nos los vuelve a vender. Así que una ínfima parte del plástico que se consume cada día entra en un ciclo de reciclado mediante el cual pagamos varias veces por un material que nosotros mismos recolectamos. Y además nos sentimos a gusto con nosotros mismos por ser tan ecologistas, ¿no es genial?

Mientras, las cucarachas se frotan sus patitas porque la humanidad no se da cuenta que lo ecologista de verdad es beber donde está el agua y comer donde está la comida. Bienaventurados los blatoideos pues suyo será el Reino de la Tierra.

El Ciudadano Feliz

El monstruo normal

Me contó un estudiante que hoy lo bizarro es bizarro. El mundo se volvió del revés en algún momento antes de que naciéramos. Y es que, en el universo, lo único normal es la anormalidad. Es por eso que me preocupo mucho cuando escucho a nuestro presidente soltar su frasecita. Me refiero a cuando dice que su “gobierno se preocupa de lo que se preocupa la gente normal”. Así que, si tú tienes una inquietud política que no se contempla en el programa del partido, eres un anormal y tu opinión no merece consideración.

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¿Y quién es normal?¿Tú?¿Yo?¿Los Inuits? Hay gente que construye sus casas con mierda y no ven nada extraño en ello. La gente normal no existe, todos hacemos cosas que a otros les pueden resultar bizarradas. Si hubiera alguien tan normal que no pudiéramos advertir ninguna rareza en él, ese alguien sería raro por su normalidad. Y voy más allá, el término <<normal>> no significa absolutamente nada cuando dejamos de mirarnos el ombligo y echamos un vistazo a nuestro alrededor.

“Entonces, ¿a quién se refiere Mariano, para quien gobierna?” La respuesta es, señoras y señores, tachan-tachan… el mismo para el que el Corte Inglés hace sus anuncios. “¿Y ese quién es?¿Yo?” Pues no vas desencaminado. El engendro al que dirigen su atención es esa especie de Frankenstein teórico que nace al unir los resultados de los estudios de mercado. Un monstruo creado a partir de trozos de personas reales y deseos primarios, todo metido con calzador en un solo cuerpo. Un monstruo tomado como modelo deseable. No es que seas tú, es que van a intentar por todos los medios que quieras serlo. Para eso lo maquillan, lo disfrazan de normalito pero Franki es muy guapo, muy listo y muy alto. Además de follar mucho, cría a sus hijos a lo Supernanny y gana suficiente dinero como para comprarse un enorme coche a juego con sus atributos. “¡Joder, pues sí que quiero parecerme a él pero yo no tengo todo eso que has dicho!» No te preocupes que para eso está la publicidad. Cuando sientas un vacío en tu vida mira los anuncios, ellos te darán las respuestas que no sabias que estabas buscando. Dime que te apasiona y te diré como voy a sacarte dinero.

El mensaje es: consume para sentirte parte del grupo o para medrar en él, trabaja el resto de tu vida para pagar tus deudas y nosotros prometemos mantenerte con el agua al cuello. Ni más arriba ni más abajo, mientras no molestes mucho. Aunque no siempre cumplen sus promesas. ¡Qué bien hablaste, Evaristo, cuando dijiste que siempre te ofrecen algo nuevo que comprar! Esa es la clave. “¿El pájaro?” No, me refiero a otra canción, “Tengo una chica muy ye-ye” de la Polla. Las carencias sociales, espirituales y afectivas se suplen consumiendo de forma compulsiva. Relajan tu animo y acallan tu conciencia. Se encargan de que des beneficios y no molestes; y luego te mueres (y tus allegados pagan tu última factura). ¿Quién se encarga?¿Te estás poniendo “conspiranoico”? Ojala pudiéramos señalar a una persona o un grupo responsable, pegarles un tiro y que todo se encauzara como por arte de magia pero el chanchullo está mejor montado que eso. El problema está dentro de cada uno de nosotros y lo hemos mamado desde pequeñitos. El problema es esa pequeña parte de nosotros mismos que los estudios de mercado sacan a la luz. El problema es la persona normal que la inercia del mercado crea, la que quiere ser como Franki ¿Soy raro?

La mentira, la prueba material de que la verdad debe estar en alguna parte, por ahí afuera…, ha existido siempre. No es exclusiva de nuestra especie, pero el ser humano la ha re-dimensionado y dignificado hasta convertirla en un pilar de la sociedad actual, mejor dicho, en el motor principal de la civilización. Falacias, camelos, trolas, engaños, tretas, triquiñuelas. Desde el “vete a la cama o te comerá el coco”, pasando por el “esto te lo arreglo yo en una sentada”, al “en este ataúd pasará la eternidad mucho más a gusto”, los bulos nos envuelven y nos acompañan desde que nacemos hasta que morimos.

Todo empezó cuando un antepasado pionero, al que llamaremos Pinochito, intento cobrar impuestos por primera vez. La idea le vino a la cabeza cuando vio a sus vecinos demasiado ociosos. Había que aprovechar esa energía desperdiciada y alentarlos a trabajar más tiempo. Sin perder un instante se acercó al que más cerca tenía y le dijo, “¿me darás durante el resto de tu vida el 21% de tu cosecha?”. Su demanda fue respondida con otra pregunta: “¿Qué me vas a comer el qué?”. Entonces, Pinochito desarrolló la primera Mentira Oficial. Trataba sobre el bien común y el deseo de los dioses de desarrollar la civilización y mandó a cincuenta tíos con garrotes a que se lo explicaran al vecino mencionado. El sistema funcionó satisfactoriamente. Las buenas intenciones y la palabra de Dios, parece que al final era mejor tener solo uno, eran rápidamente aceptadas siempre que estuvieran respaldadas por un buen par de hostias. Es cierto que hubo varias discusiones acerca de la superioridad de ciertas patrañas sobre otras: que si mi dios es mejor que el tuyo o mi rey más campechano, que si tu estructura familiar me la paso por ahí, que si tu frontera no esta donde debiera … En la práctica, sólo eran naderías que no hacían sino afianzar El Sistema Mundial de Embustes, se resolvieran en el sentido que se resolvieran y si no se resolvían pues…mejor. Pero empezaron a aparecer filósofos y científicos que ponían en tela de juicio La Mentira Oficial. Al principio fue fácil ocuparse de esos listillos según iban apareciendo y utilizar sus cadáveres empalados como ejemplo para los demás, pero poco a poco el trabajo les desbordó, cada día había más listillos y menos madera, y fue necesario retocar La Mentira para que no cantara tanto a la luz de la ciencia. Este proceso es conocido como las revoluciones burguesas y dieron paso a la democratización de La Mentira.

Gracias a los hombres y mujeres que en esa época lucharon y entregaron sus vidas por la causa. Gracias a esos valientes, hoy todos, independientemente de nuestra etnia, sexo, orientación sexual, nacionalidad, olor corporal, etc. Tenemos derecho a hacer creer a los demás la mentira que más nos convenga. Suena bien pero en realidad esto también es falso. No todos somos iguales. Algunos ciudadanos felices como yo, nacemos para contar las mentiras, para que todo sea como tiene que ser y que todo vaya como tiene que ir. Vosotros, los ciudadanos desgraciados, estáis aquí para tragar y os vamos a convencer de cualquier cosa ya sea mediante dialéctica, fe, violencia o lo que haga falta, ¡lo que sobran son medios y ganas!

El ciudadano feliz.

Fraude Arqueológico

Desde que se enunciara la teoría de la evolución y la evolución del ser humano la comunidad científica buscó pruebas materiales que convencieran a los escépticos, se obsesionaron con el engañoso concepto del eslabón perdido. Digo engañoso porque cada vez que se encontraba un “eslabón” faltaba el anterior y/o el siguiente. Parecían no darse cuenta de que la cadena esta formada por millones de eslabones que representan a otras tantas generaciones que se han sucedido desde que una pionera familia de monos decidió que prefería vivir en un bajo “estaban muy bien de precio porque había poca demanda por los depredadores y eso…” dicen que comentó la madre.

Piltdown copiaLa fiebre por el eslabón perdido se desató entre los frikis hijos de la ilustración. La fama, el prestigio y el dinero se repartieron entre los afortunados que encontraban restos de nuestros antepasados. Inmerso en este ambiente, en 1912, el arqueólogo aficionado Charles Dawson, junto con el paleontólogo Smith Woodward presentaron unos restos a los que llamaron “el hombre de Piltdown”. Se trataba de un cráneo con mandíbula. Durante 45 años el hallazgo se consideró uno de los más importantes pero poco a poco se convirtió en la pieza del rompecabezas que no encajaba en ningún lado. Finalmente, se demostró que el hallazgo era falso, el cráneo correspondía a un hombre y la mandíbula a un simio, probablemente un orangután. La estafa retrasó las investigaciones sobre el origen del hombre de una forma inmensurable. Había varias personas implicadas en la trama además de Dawson y Woodward. Se habla de la implicación de Martin Hinton, conservador del museo, Teulhard de Chardin, sacerdote jesuita, e incluso Sir Arthur Conan Doyle.

Puede que sea este uno de los casos más famosos de estafadores que para su propio beneficio provocan la involución de la ciencia arqueológica pero no es ni mucho menos el único. Los saqueos de yacimientos están a la orden del día y el tráfico de piezas arqueológicas es uno de los negocios ilegales más rentables, tras las armas, las drogas y la prostitución, pero en este caso, miembros de la comunidad científica, aprovecharon sus conocimientos para obtener beneficio económico a costa del desarrollo de la ciencia.

Pero no hace falta irse tan lejos para encontrar arqueólogos que pretenden colarnos falsificaciones. En 1990,Zubialde copia Serafín Ruiz Selfa, arqueólogo aficionado a la espeleología y muy interesado en las técnicas artísticas “descubrió” una imponente colección de pinturas rupestres en la cueva de Zubialde, en el Gorbea. La presentó al año siguiente. Entre la exuberante colección de pinturas se encontraban animales extintos en la zona y dibujos en perspectiva, un par de detalles que rompían con todo lo conocido hasta el momento. Si bien en un principio, el hallazgo se dio por bueno y Serafín recibió una sustanciosa recompensa, una investigación más exhaustiva demostró que las pinturas eran contemporáneas al detectarse fibras de estropajos Vileda y Scotch Brite. El señor Ruiz Selfa había pintado todas las pinturas con sus propias manos y utilizaba el estropajo para darle aspecto de envejecido. En 1995 fue condenado por estafa pero ya había conseguido minar el prestigio de los arqueólogos que lo creyeron en un principio.

IrunaVeleia copiaPero el caso más extraño es el de Iruña-Veleia, una ciudad romana próxima a Vitoria-Gasteiz. En el año 2006, el director de la excavación Eliseo Gil, presentó una serie de grabados que en apariencia resultaban inverosímiles pero que tras analizarlos con cuidado demostraban ser una burda patraña. Entre los grabados había:

-Inscripciones en latín modernizado, euskera batua, jeroglíficos egipcios sin sentido ni estructura y palabras como Nefertiti que no existían antes de la edad contemporánea.

-Una imagen del calvario (la primera si fuera autentica) en la que se leía RIP en vez de INRI.

-Una serie grabados con iconografía totalmente actual (en uno de ellos reconozco el cuerpo del personaje de comic Clara de Noche).

En 2008 una comisión de 26 expertos echó por tierra la autenticidad de la investigación. A pesar de ello se creó la asociación “SOS Iruña-Veleia” para defender lo indefendible. A diferencia de lo ocurrido en Zubialde, aquí el intento de estafa era tan burdo que nos planteamos, ¿quién introdujo esos grabados de strangis y con que intención?, ¿alguien se cegó en su afán por recibir comisiones o fueron enemigos del director los que montaron la farsa para quitarlo de la escena científica? Que la investigación evolucione, lo sabremos con el tiempo.

Involutivamente hablando

Darwin era un mentiroso. No es que ponga en tela de juicio la evolución de las especies. No soy tan estúpido. Pero ese cientificucho diecinevesco quiso hacernos creer que nuestro pariente vivo más cercano era el chimpancé. ¡El chimpancé! ¡Ja! Es como si comparáramos a Dios con un git…, con un mojón. El chimpancé es una criatura casi mágica. Está tan por encima de nosotros… cuando veo a un grupo de chimpancés que para combatir el aburrimiento se masturban entre ellos pienso… ¡Esa es una sociedad sin tabúes! Viven en un paraíso sin más preocupaciones que tocarse la seta.

cucarachas copiaEn mi opinión, y en opinión de toda la gente normal, el homo-sapiens es descendiente directo del virus de la gripe, dio lugar a la cucaracha y puede que también a la langosta. No hablo de esa langosta que nos gusta cocinar mientras le provocamos horribles sufrimientos para que esté más rica, no, me refiero a la de las plagas bíblicas. Somos una especie que tiende a ocupar todo el planeta creando habitats en los que cada vez menos especies son capaces de sobrevivir. Lo más curioso es que la culminación de este proceso se producirá cuando ni siquiera el ser humano sea capaz de soportar las condiciones de vida en la tierra. Entonces las cucarachas se harán con el poder y enviarán a los humanos a preparar otros mundos para su colonización… y eso me consuela. Somos unos seres defectuosos que se apresuran con diligencia hacia su autodestrucción pero en la historia del universo quedará nuestra pequeña aportación al nacimiento del imperio intergaláctico de los blatodeos.

Todos los animales evolucionan excepto nosotros. Cada vez somos más miopes, tenemos alergia a más cosas y nos cuesta más apuntar para mear dentro. Dios en su infinita sabiduría quiso corregir el error que supone nuestra existencia mediante diluvios universales, lluvias de azufre, posados de Aramís Fuster, plagas… Pero el hombre es resistente y al final, el Altísimo, ha tenido que delegar en la familia Bush, con el joven George W. como operador de enlace entre la Divinidad y las empresas petroleras y armamentísticas.

Como conclusión existen tres futuros posibles para la vida del planeta:

1.Una progresiva desaparición de los humanos a favor de las cucarachas

2.Una destrucción rápida de la especie humana que permita a las demás competir en igualdad de condiciones con los blatodeos.

3. Un nuevo salto evolutivo del ornitorrinco que inaugure una era de terror.


> Nondik ateratzen duzu umore on hori? 50 ta piku urte, eta kalean utzi gaituzte.
>Garrantzitsuena lanpetua egotea da. Nik denbora-pasa ederrak egiten ditut interneten, politikari ustelei buruz ikertzen, eta gero paretan jartzen dut.
>Facebooken?
>Ez, pareta-paretan!
…pareta txiki geratuko zaio…

VIÑETA_2

Sumeria. 6000. urtea K.A.
>Ondo da, mugak asmatu ditut.
Orain nekazarien zibilizazioak lurralde emankorrean biziko gara, eta zuek, nomada barbaroak, desertuan. Honela bakea eta aberastasuna izanen ditugu, betirako.
>… Ta nik lapurketa odoltsuak asmatu ezkero?
>…hara bestea! TERRORISTA!